elindulnék :: Es un paisaje de relevancias inesperadamente centrales e imprescindibles que he descubierto en volver a pisar este territorio almado, sentido, visceral, es una geología de acontecimientos inmersos en el espíritu, confesiones casi imposibles, miradas que lo explican todo tan abierta como cautelosamente, un oleaje de necesidades que por suerte son también gustos y lujos, intermitencias y alas que nos llevan a algo más duradero : me doy cuenta a cada rato en estos días que veo posibles interpretaciones alternativas para mis sentimientos, que por reflejo voy rechazando, para después darme cuenta que no sería auténtico no reconocer que todo se se ve influenciado por el hecho de que me vea así forzado a dejar esta ciudad que tanto amor me ha proporcionado, y en la que tantas dificultades quedan irresueltas : amar y dejar a la vez llega a ser un conflicto que es también paradoja, que es insostenible, que tiene que decantarse en otras decisiones, tiene que ser amar para saber amar, estar para saber estar, y vivir lo que es un reto del momento, de este momento del camino, un proceso de enfrentarse con dificultades cuyo fin será posibilitar que esté más cerca del territorio donde ese amor existe…
Concretamente : viernes, noche de leve ensueño, de incredulidad, de los absurdismos del ser humano en su habitat natural, cómo cantan los gestos y el estilo el nivel de soltura, convención o pánico profundo de la persona, El Almirall, entre sonrisas fáciles, lágrimas contenidas y crisis no citadas, horizontes, novedades indefinidas, es una noche de palabras de suave incendio, temas del alma, “la esencia de la persona no sabe que se acercan viajes, que hay fechas, simplemente se acerca a lo que le atrae” se declara, y parece de las verdades más precisas sobre estos días; me he encontrado con una tras otra persona que ha podido despertar en mí esa esencia, una suerte será, o una extensión de lo que en lo profundo estoy buscando, me doy cuenta de que siempre he abierto caminos en Barcelona, sin desear que si cerraran, y por eso, voy dejando asuntos pendientes, comportándome como si tuviera todo el tiempo de siempre, como si no me fuera : en estas encrucijadas, se puede aprender muchísimo de una sola persona, de una sola conversación con ansia de buscar, la noche sabe a pausa, a interrupción, a despedida obligatoria, exilio y cortina pesada, pero también sabe a encontrarse, a fluidez, a verse y dejarse ver…