Vídeo completo de la presentación de cuatro poetas, incluido yo, ya disponible a través de iTunes U. El vídeo dura 80 minutos y se descarga a la librería iTunes, después de que se haya seleccionado “Get Episode” al lado del título “Spanish Poetry”, en la lista de ítems disponsibles en iTunes U. [Más abajo, os dejo ‘Un breve reportaje desde el escenario’?]
Full-length video footage of my Villanova presentation with three other poets, is now available through iTunes U. The video is 80 minutes and will download to your iTunes library, after you select “Get Episode” next to the event titled “Spanish Poetry” on iTunes U.
En esta presentación, presenté mi nuevo libro impreso, Otro posible desvío de lo esperado, junto con textos de mi primer libro, Breves penumbras, y de las dos colecciones todavía inéditas, Jaguar y cascada e Inútil diligencia.
At this event, I presented works from my newly published 2nd book in print, Otro posible desvío de lo esperado, along with works from my first book, Breves penumbras, and from two still unpublished collections, Jaguar y cascada and Inútil diligencia.
Un breve reportaje desde el escenario
La experiencia de leer junto a estos tres poetas fue un honor y una inspiración en sí. Creo que puedo decir que cada uno del grupo descubrió en lo que presentaron los demás matices nuevos y provocadores de más poesía. Yo había presentado mi primer libro, Breves penumbras, en esta misma sala, precisamente 5 años antes (menos un día), así que fue una experiencia grata poder volver a leer algo del libro, junto a lo más reciente.
Cuatro poetas en una mesa, y un maestro poeta, Carlos Trujillo inaugura la lectura, explicando algo de cada poeta y dando un ambiente cargado de energía poética, citando las memorias de Neruda, recordando al público con palabras anticipatorias, cuál es el oficio del poeta, en qué terreno desconocido tiene que hacer su labor. Neruda:
….son las palabras las que cantan, las que suben y bajan… Me proesterno ante ellas… Las amo, las adhiero, las persigo, las muerdo, las derrito… Amo tanto las palabras… Las inesperadas… Las que glotonamente se esperan, se acechan hasta que de pronto caen… Vocablos amados… Brillan como perlas de colores, saltan como platinados peces, son espuma, hilo, metal, rocío….
La lectura de Carlos Jiménez fue fascinante por su emoción y por su valiente introspección. Leyó primero, y con el libro en la mano, su ser entregado al labor de dar un trato justo y elegante a sus versos, temblaba de vigor, leyendo lento lento lento, dándole un tremendo peso y una dignidad vasta a cada palabra, que es, en el fondo, el trabajo del poeta.
Seguirle fue un reto importante, y un aprendizaje. Yo mismo sentía que el trabajo de ser poeta en ese momento llegó a ser más que yo, pero encontré en las palabras donde había dejado mi propia huella, la energía y la resistencia que bastaban para llegar a presentar, con justicia y con ternura, unas obras en las que había logrado poner tantas cosas tan sagradas de mi experiencia.
Sin caer en el cliché, creo que es posible decir que el poeta tiene un dilema siempre en presentar su obra en voz alta: estos momentos exigen siempre que uno ponga sentimiento verdadero, y la musicalidad y el estilo adecuados a la ambición de su obra, pero también tiene que evitar caer en la trampa de deshacerse en las experiencias pasadas que puedan estar ahí grabadas, clamando por salir de nuevo a la luz.
Es parte del oficio. Escribir contiene también esta problemática: ¿cómo encontrar las palabras justas para hablar del yo, sin hablar sólo de uno mismo, sin cometer el pecado de hacer un poema que no crea nada nuevo? Por un lado, se necesita la sinceridad absoluta del poeta, y por otro, se necesita su arte, que tiene que apartarse un poco de lo particular para poder comunicar lo particular, haciendo nuevo terreno lírico.
Salvatore Poeta, profesor mío hace años y ahora colega, que considero un privilegio, leyó unas obras que yo mismo ya conocía hace tiempo, pero que en su voz cobraron vida nueva. No es siempre el caso que el poeta pueda darle a su propia obra la voz adecuada, pero tuvimos la suerte el 16 de febrero que todos o lo hicieron o llegaron cerca.
El Dr. Poeta presentó unos versos íntimos, llenos de rumores del alma, del tiempo que pasa y nos deja con lo que queda, con misterios que necesitan este tipo de foro para ser escuchados como merecen. En las obras que seleccionó, es posible decir que se mezclan con una eficacia poco frecuente, referencias bien terrestres y referencias bien trascendentes; escuchamos que hay en los sentimientos sencillos, también la grandiosidad de un más allá.
Róger Santiváñez, profesor en Princeton, y nuevo compatriota mío en la geografía de los hacedores de versos, es un peso pesado de la poesía contemporánea. Ha formado casi un género aparte, un movimiento concreto, una resurgencia del lenguaje a través de la innovación y la entrega al uso coloquial.
Su obra es ritmo, es sensación y música. Tantas veces he intentado explicar a los no iniciados que lo que hace el poeta es tratar de crear una experiencia no sólo de lenguaje, sino íntegra —de los sentidos, los sentimientos, la razón, la capacidad de soñar— y de llevar al lector a través de esa experiencia, a visitar terrenos poco visitados dentro de sí, o dentro de su entorno, su experiencia, su ser.
Santiváñez goza de este talento, y lo demuestra hábilmente. Su lectura es deliberada, el poeta en comunicación interactiva con su obra, recibiendo con ánimo de placer visionario, las mismas muestras de placer visionario que él hizo en escribir lo que lee. Mezcla trivialidades cotidianas, nada triviales, repletas de trascendencia, buscando la magia universalmente reconocible donde ni parece que pudiera existir.
Tuvimos en una mesa, en una noche, 4 géneros distinos de poesía, con 4 técnicas distintas de acercarse a la palabra y al trabajo de jugar con el lenguaje, de formular lenguajes nuevos, de encabalgar sonido sobre sonido y encontrar la música escondida en lo que todavía no se ha dicho, y así, servimos entre todos, eso esperamos, para ampliar un poco la experiencia de escuchar lo que es la poesía mientras se vaya haciendo.